Cerca de la localidad salmantina de Alaraz, se encuentra la
ganadería de Garcigrande. En estos últimos meses del año, las vacas madres de
la ganadería comienzan a alumbrar a los futuros reyes de la casa. El campo
bravo se llena de estos pequeños reyes. Las madres vigilan a sus retoños desde cualquier rincón, mientras
se alimentan para reponer fuerzas tras el parto. Los pequeños aguardan
agazapados el regreso de su madre, pero es el mayoral, Gonzalo Sepúlveda, el
primero en llegar para colocar el crotal al pequeño e identificar a su madre. Algunos
nacen con pequeños problemas que hay que solucionar cuanto antes para recuperar
al futuro de la ganadería.
Vistamos el interior del laboratorio de bravura, donde se
realizan los tentaderos y donde solo se aprobaran las vacas más bravas para
seguir criando a los que algún día demostrarán su bravura por los ruedos
españoles. La camada de este año es seria y se encuentra dispuesta para
representar a la ganadería en las ciudades y plazas más importantes del panorama
taurino, en ellas los aficionados podrán disfrutar de
la belleza de los de Garcigrande y disfrutar de su bravura. Mientras, el día se
termina en el campo bravo a la espera de uno nuevo. Quisiera dar las gracias a mis amigos, Gonzalo Sepúlveda,
mayoral de la ganadería, por el trato recibido y por demostrarme la gran persona que eres y mejor mayoral. También al “Cali”, “pedazo de tío” donde los haya, eres
grande amigo mío. Gracias a los dos por hacerme disfrutar de este día.